Por Sophia L. Thomas, DNP, FNP-BC, PPCNP-BC, FNAP, FAANP (Enfermero Practicante)
Abril es el Mes Nacional del Autismo, un momento en el que nos unimos para crear conciencia sobre este trastorno que afecta a casi 1 de cada 54 niños y casi 5,5 millones de adultos en Estados Unidos. El trastorno del espectro autista (TEA) es una discapacidad del desarrollo que puede ocasionar desafíos importantes de comunicación, sociales y de comportamiento. Las personas con TEA también pueden diferir en capacidades de otras personas con el trastorno. Las capacidades para el aprendizaje, la resolución de problemas y el pensamiento pueden variar desde personas con grandes problemas hasta excepcionalmente dotados.
Diagnosticar el TEA puede ser un reto, ya que no existe una prueba médica para determinar su presencia. Los proveedores de atención sanitaria, como los enfermero practicantes, deben evaluar el comportamiento y desarrollo del niño para hacer un diagnóstico. Aunque a veces es posible hacer un diagnóstico en niños de 18 meses o menos, alrededor de su segundo año es cuando el diagnóstico es mucho más fiable.
De acuerdo a los Institutos Nacionales de Salud (NIH), las tasas de TEA están aumentando, pero las causas del trastorno no se comprenden por completo. Se han descubierto cambios genéticos raros, mutaciones y variaciones genéticas, lo que implica un componente genético para el desarrollo de TEA. No se ha encontrado ningún vínculo entre las vacunas y el TEA.
Los factores de riesgo de TEA pueden incluir tener:
- Un hermano con TEA.
- Padres de mayor edad al momento de la concepción.
- Bajo peso al nacimiento.
- Ciertas enfermedades genéticas, como los síndromes de X frágil, Rett o de Down.
- Exposición prenatal a la contaminación atmosférica o a los pesticidas.
- Complicaciones del parto que ocasionen falta de oxígeno.
- Diabetes materna o trastornos del sistema inmunológico.
El TEA ocurre en todos los grupos raciales, étnicos y socioeconómicos; sin embargo, los hombres tienen cuatro veces más probabilidades de presentarlo que las mujeres.
Actualmente no existe una cura para el TEA, pero las investigaciones han mostrado que la intervención y el tratamiento tempranos pueden mejorar el desarrollo de un niño y llevar a una vida más funcional y saludable. La intervención temprana tiene lugar desde el nacimiento hasta el tercer año e incluye terapias para mejorar el habla, la movilidad y la interacción social. Es fundamental hablar con su proveedor de atención sanitaria de inmediato si cree que su hijo puede tener TEA, ya que la intervención temprana hace una gran diferencia.
Después de una consulta con su proveedor de atención sanitaria, comuníquese con el sistema público de infancia temprana de su estado, ya que ofrecen evaluaciones gratuitas para ver si su hijo califica para los servicios de intervención proporcionados por el estado.
Dependiendo de la edad de su hijo, hay dos lugares para llamar:
- Si su hijo tiene menos de tres años, comuníquese con su sistema de intervención temprana local. Puede encontrar la información de contacto correcta para su estado llamando al Centro de Asistencia Técnica para la Infancia Temprana al 919-962-2001.
- Si su hijo tiene más de tres años, comuníquese con el sistema de escuelas públicas local, ya que ellos le indicarán la dirección correcta.
El TEA es un problema creciente en los EUA, con casos a la alza. Este es un trastorno que merece nuestra atención y recursos para descubrir mejores tratamientos y curas potenciales. Este abril, hagamos todos nuestra parte para crear conciencia y pedir a nuestros líderes que proporcionen financiación adicional para la investigación.